Estética taurina y artes plasticas. Sinopsis

Cada arte posee una característica estética que lo individualiza y define respecto a los demás, aunque algunas o varías categorías estéticas puedan concurrir, peculiarizadas, en diversas expresiones artísticas. En "Estética y plástica del toreo", el autor desarrolla su convicción de que la tauromaquia, generadora de belleza, constituye un arte diferenciado y de características estéticas que le son peculiares. La fiesta encierra unos elementos estéticos formales, sensitivos, y sobre todo visibles, que son los que confieren al toreo su indiscutible valor plástico. Unos elementos estéticos sustantivos, eminentemente emocionales también, que dotan de sentido y de significado al puro aspecto sensitivo formal de la fiesta. A través de este análisis se comprende más cabalmente el favor y el fervor que ella siempre ha suscitado como objeto de representación en las artes plásticas por excelencia, como son la pintura y la escultura.

Sólo con el análisis y la comprensión de estas claves no es posible el estudio del objeto taurino en la pintura y la escultura. Y sólo así entenderemos que artistas situados aparentemente en las antípodas respecto al tratamiento de lo taurino (Goya o Picasso, Benlliure o Solana, Lucas o Barjola; Zuloaga, Venancio Blanco, Manolo Hugué o Roberto Domingo) se estén refiriendo en sus creaciones a un común e idéntico objeto de representación.

Paralelamente a este juego diverso de ponderaciones que cada creador realza de uno a otro elemento, y a la plural interpretación plástica a que el toreo da lugar, alude el autor a toda la amplísima simbología que el mismo juego del toro escenifica. A los aspectos míticos, existenciales, sexuales, literarios o sociológicos del acontecimiento taurino.
Además del contenido específicamente taurino, "Estética y plástica del toreo" aporta sobre todo una reflexión sobre la esencia estética de la fiesta, con un recorrido lúcido y penetrante por la pintura y la escultura de toros. Aportaciones originales y fundamentales las tres, que únicamente un aficionado culto y cabal, que es pintor a la vez que escultor, podía darnos, con su comprensión de la fiesta, su conocimiento de las tendencias artísticas y, particularmente, sus originales puntos de vista desde la fuente misma de la creación plástica.